Leyenda del Fantasma de la Opera

EL FANTASMA DE LA ÓPERA. Gaston Leroux

Henos aquí topándonos con una de las más bellas y dolorosas historias de amor imposible de conseguir.
Su autor Gastón Leroux, nos brindó la oportunidad de conocer el mundo y los entresijos de la vida de la ópera, más concretamente del Palacio de la Ópera de París. Fue editada en 1910. Este abogado, cronista judicial del Écho de París, reportero de Matin, periodista, experto conocedor del momento histórico que le deparan tanto amigos como enemigos, abandonará el periodismo y se decidirá por la literatura. En 1925 escribirá “El fantasma de la Ópera”.

La historia de Érik, un condenado a vivir en total soledad por la monstruosidad de la deformidad del rostro con el que nació, amante de la música, hace del palacio de la Ópera de Paris su lugar de vida. Pero no podrá ser descubierto por nadie, y para ello su vida transcurrirá entre las sombras de los subterráneos del edificio. Allí, donde nadie puede descubrirle, donde puede ser libre y crear su propio mundo, ya que en el exterior no sería más que una vida llena de crueldad por su defecto físico.
Pero corre la leyenda entre los trabajadores de la Ópera de la existencia de un fantasma, un fantasma que recorre los pasillos, con una máscara que le oculta el rostro, que aparece en sitios oscuros y desaparece como si se esfumara.
La pobre existencia de Érik, se verá perturbada con la aparición de cantantes de ópera que a penas tienen el valor de dar vida a magistrales piezas del bel canto, pero se creen con su arrogancia ser las mejores de la música.

El amor de Érik se hará patente cuando llega a la Ópera una joven y hermosa cantante, de la que se enamorará como un loco, pero como un loco tierno, con todo su corazón.
El defender la posición de su amada, que no le conoce, hará que Érik se convierta en un asesino. Impone sus condiciones a los directores para que sea solamente su amada la que interprete las obras, como principal estrella lírica, Christine. Cuando consigue que ella llegue a ser la primera cantante, con su ayuda, pretende obtener el amor de su amada, pero es tal el terror que Christine siente hacia su benefactor, al que ya ha descubierto su horror físico, que llega a temer por su propia vida.
El fantasma secuestrará a Christine contra su voluntad y es tal el horror que ella siente que pierde el conocimiento. Cuando lo recupera intentará huir, pero Érik le hace ver la grandiosidad del amor que le tiene y su sólo anhelo de que algún día llegue a amarle a pesar de su fealdad. Pero eso no será posible.
Pero Christine se enamorará de otro hombre. Un hombre normal, Raúl, un aristócrata, pero muy lejos de la genialidad de Érik.
Sólo la muerte, en soledad, en la misma soledad que siempre vivió, será la compañera de Érik, cuando descubramos el inmenso corazón de este hombre solitario, nunca querido por nadie, excepto por su madre, que murió cuando era aún un niño.

Esta es la historia de algunas personas que han de vivir ocultas bajo una máscara, ocultando un defecto físico que las hace deformes y feas ante los demás, y son repudiadas por su aspecto físico. Personas bondadosas, con un tierno corazón, que son torturadas por los que nos llamamos “normales”, y que hacemos de ellos unos monstruos que han de vivir alejados de nuestro mundo “normal” porque desentonan con el concepto de belleza que nuestras mentes pueden soportar, sin ver más allá de lo que ven nuestros ojos, sin ver más allá de sus corazones.
Porque este hombre se ha convertido en un monstruo más allá de su defecto físico, precisamente debido a él. Aunque a veces nos deje enseñar su lado hermoso que se oculta en el interior de su corazón, y que nos llena de lágrimas a los que descubrimos su gran amor.

Cuando estuve en París, recorrí los inmensos, oscuros y húmedos pasadizos que transcurren por el subsuelo de la Ópera, creyendo ver entre las sombras un falso reflejo de mi querido y dolido Érik, al que nunca encontré.